Las posiciones de los astros tendrían relación con los rasgos de la personalidad de una persona, con los sucesos importantes de su vida y con sus características físicas.
Los orígenes de la astrología se mezclan con los de la astronomía, ya que prácticamente todas las
civilizaciones han acudido a los astros tratando de averiguar el destino de los seres humanos, y fue creada en Babilonia hace más de cuatro milenios.
Se trataba de una mezcla de religión, ciencia y creencias. La parte científica estudiaba la evolución de los astros a lo largo del tiempo, y detectaba y determinaba la concurrencia de ciertos eventos. La parte religiosa intentaba determinar relaciones entre los eventos cósmicos y los sucesos terrenales como la caída de reyes o resultados de batallas. La observación del cielo proporcionó grandes instrumentos de cálculo y las bases de la astronomía y astrología actual.
Otros pueblos desarrollaron su propia astrología, y aunque se combinaron durante toda la edad antigua conservaron sus diferencias. Los egipcios, por ejemplo, mejoraban la medición e incluían los ángulos relativos y no solo las colisiones.
La separación ente Astrología y Astronomía comenzó tras el Renacimiento, con la llegada del Racionalismo, del mismo modo que Química y Alquimia se distanciaron entre sí, e incluso la Iglesia Católica se opuso a las prácticas astrológicas y las condenó mediante sendas Bulas Papales, calificándolas incluso de herejía.
Sin embargo, la Astrología sobrevivió a todas estas censuras y llegó hasta nuestros días, donde sigue manteniéndose el debate sobre su aceptación como Ciencia Oficial.
Durante los próximos días publicaremos los aspectos más relevantes de cada cuerpo celeste, y el modo en que su posición puede influir sobre nuestro día a día.
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